>Al grupo de correo del AMPA ha llegado un mensaje contando la experiencia de una profesora y madre sobre la jornada continua y la partida. Me parece muy interesante, ya que no es un estudio, sino una experiencia directa y me parece además muy sincera. Creo que nos puede interesar a todos.
Os la transcribo:
Según su experiencia, como profesional, le parece más cómoda (para ella) la jornada intensiva.
Ahora bien, me comentó que, como maestra, cuando ha impartido clases en jornadas intensivas le resultaba muy complicado dedicar atención a niños con algún problema, puntual, o mantenido. En jornadas partidas, decía, tienes la seguridad de que en la pausa de medio día puedes ir a hablar con el tutor de ellos (que también está en el cole), preparar algo e ir también a hablar con el niño, en el patio o en las clases de la tarde. Esto funciona de manera más ágil con esta jornada, porque es más fácil encontrar a las personas en el cole: no hay que quedar con ellos ex profeso, lo que hace que actúen ante cosas más leves y que se atajen antes conflictos.
Igualmente ella veía que la coordinación en el claustro era mejor, porque había mucho más tiempo en el que coinciden todos, respecto a las jornadas intensivas, en las que dependían mucho más de reuniones regladas y pactadas.
En definitiva, ella me comentaba que sí, los niños, en su mayoría se adapta y lo «aguanta», pero los que necesitan más atención o los momentos puntuales en los que alguno la puede requerir, le parece a ella más complicado dedicársela.